Una
crónica de Salvador Cantos López recogida en el grupo de facebook
“Armilla, recuerdos de mi pueblo”
El cáñamo
Después de la siembra, el primer empleo era para los niños. Este consistía en espantar los pájaros para que no se comieran la simiente. Entonces no es como ahora. Los pájaros abundaban en grandes bandadas a la búsqueda de su alimente favorito: el cáñamo y el lino. Estas dos semillas son un alimento ideal para casi todas clases de aves. Este trabajo infantil se le denominaba los "ojeadores" y se realizaba dando voces y a la vez golpeando con un palo una lata grande o un cubo viejo metálicos. Naturalmente, en esta época de la que estamos hablando, los años 40 del pasado siglo, este tipo de trabajo estaba mal, pero que muy mal pagado. Como todas las peonadas de campo estaban muy mal pagadas…pero… ¡Eso es lo que había! Estos dos cultivos de los que hablo (el lino y el cáñamo) tuvieron mucha aceptación ya que no necesitan mucha agua ni peonaje.
La siega era la
siguiente fase. Era una labor muy dura, y a la vez se confeccionaban las mañas.
Así se le llamaba a los manojos que se iban amarrando con sus propias matas.
Tras la siega se realizaba el cocido en agua. Esta se
llevaba a cabo en unas albercas escarbadas en la tierra de forma cuadrada y
unos dos metros de profundidad. Las paredes estaban forradas con grandes
piedras, y en ella se depositan las mañas extendidas, y se ponían piedras para
que no flotasen. Así permanecían alrededor de 15 días. A continuación le
llegaba el turno al secado.
Una vez secas las mañas, se ponían de pié al estilo de
las tiendas de los indios americanos. Todas estas especie de tiendas de campaña
formaban una especie de ejército alineado.
Y para finalizar llegaba el momento del transporte a
las eras. Allí se apilaban en galberas, con forma de vivienda de una sola
planta. Entonces comenzaba la extracción de la fibra y para eso de organizaban normalmente en
cuadrillas, algunas familiares, como la de los Paulos familia de los prados que
contaba con el padre y varios hijos, familia muy conocida en Armilla. La labor
se realizaba con un artilugio llamado grama, que consistía en un tronco de
madera de metro y medio de longitud con dos patas traseras de un metro aproximadamente
de largo y con forma de V invertida, y otra dos delanteras más cortas para que
quedara con la inclinación deseada,. El tronco que debía ser de higuera, y
bastante grueso tenía a todo el largo una hendidura en forma de V profunda y un
tronco más delgado como de unos 10 centímetros de diámetro y con la misma
longitud una cuchilla metálica, y se accionaba de la misma forma que la
máquinas de cortar el bacalao que hay en las tiendas de ultramarinos y con este
artilugio se iban machacando las mañas hasta quedar limpias las hebras de
fibra, que quedaban como una larga cabellera canosa.
Una vez la fibra sin impurezas se hacía un
autoembalado curiosísimo que le llamaban “monas”. Esta labor se realizaba de
madrugada, y los trabajadores combatían el frió quemando las llamadas “agramisas”,
que era la parte vegetal de las cañas del cáñamo. A los niños nos venía de
maravilla darnos un calentón antes de entrar a la escuela pues todo esto de lo
que hablo se realizaba en pleno invierno. Desconozco la razón por lo cual había
que hacerlo de madrugada. Las gramas se ponían alineadas en el mismo sentido
que la rampa del parking por la entrada de la calle Real.
La elaboración
del lino tenía variantes. El proceso de segado, y las mañas era lo mismo, solo
que más cortas las mañas. El machacado se realizaba a máquina, metiendo las mañas
en unos rodillos dentados. La máquina era propiedad de la familia que poseía la
carretería, que estaba formada por cinco hermanos tres hombres y dos hembras,
se les conocía como los Carretero, Antonio de los...... Este hombre fue un alto
funcionario de la ONCE y la máquina de machacado de la que hablo le cortó un brazo siendo muy joven. Después,
Pepe de los.....,gran metalúrgico y profesor de la escuela de Artes y Oficios.
También estaba Paquito, que llevaba el
taller de carretería y cerrajería, y Pilar conocida como la Pilarica, regentaba
un colegio privado en su casa en la parte de arriba y Dolorcitas, la más
pequeña. Una familia muy querida y respetada en el pueblo. Lo que se dice buena
gente. Todos las que les conocieron seguro que ratifican mi opinión de todos
ellos.
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