Una crónica de Salvador Cantos López
aparecida en la página de Facebook “ Armilla, recuerdos de mi pueblo”.
Sigo hablando de mis
recuerdos en los años 40. En aquellos
tiempos como algunas décadas después seguía sucediendo, nunca fue mejor
aplicada la norma qué decía que los niños con los niños y las niñas con las
niñas nunca se mezclaban en los juegos. Los juegos de las niñas se centraban en
imitar a las madres, jugar con las muñecas, a las casitas, y con la cuerda, a
la comba, y a la rayuela. Este juego
consistía en rayar en el suelo un rectángulo dividido en cuadrantes, cuadrantes
que se iban recorriendo unas veces con los dos pies y otras veces a patitas
coja. Sii por cualquier causa algún niño jugaba con ellas los demás machitos le
gritaban:
“¡Mariquita, barre, barre con la escoba de tu madre!”
Yo no recuerdo nada más que un colegio de niñas que era el de doña Concha, y se encontraba frente a la carnicería de la cortijera, formando la otra esquina del cuartel de la guardia civil, que se encontraba dónde hoy está la farmacia de Don David.
Las mocitas tenían sus actividades divididas, unas
asistían a los talleres de costura que había varios como la “Casillera”, qué
era la madre de la Conchita la mujer de Miguel “ el Pistolete” o la Elodia que
vivía donde hoy se encuentra la otra farmacia del Puente de la era o las
hermanas del Nene Lupión, el carpintero, que también eran hermanas de Miguelito
el sastre que tenía la sastrería junto a la casa de don Braulio frente a la
farmacia de don Romualdo en la calle Real.
Los niños
cazábamos lagartos en el campo de aviación que abundaban, y se los vendíamos
para hacer un aceite que según se decía servía para que no se cayese el pelo.
Las niñas más humildes ejercían de niñeras o sirviendo Granada, y otras
bordaban velos de tul : los tensaban en unos bastidores alargados algunos con
más de 2 metros, y se sentaban abordarlos unas frente a las otras y así pasaron
el día o bien cantando las canciones de moda entonces cómo hacer como las de
Antonio Machín, Jorge Sepúlveda, José Guardiola o la Piqu. A veces había contando la película que había visto
recientemente. También se entretenían escuchando los seriales radiofónicos de Guillermo Sautier Casaseca, que
interpretaba Matilde Vilariño. De estos famosísimos seriales recuerdo algunos como ·Gorriones sin nido”, “Ama
Rosa”, o “Matilde, Perico, y Periquín”. Este último programa era muy gracioso,
pero los otros seriales eran auténticos dramones para llorar a moco y baba.
Los seriales
radiofónicos duraban varios años y comenzaban así “La Sociedad Española de
Radio difusión presenta.... ¡Gorriones sin nido!“ o…”Zaragoza original de
Guillermo Sautier Casaseca y Luisa Alberca, con Matilde Vilariño, Rafael Buster
y Eduardo la Cueva, música original de Remedios de la Peña, y la compañía de
actores de radio Madrid” También me acabo de acordar que “Ama Rosa” se presentó
como obra teatral en el teatro Isabel la Católica de Granada.
Retomando el tema de los trabajos…Había otros trabajos que también se
hacían en grupo como hacer el tabaco que acudían las mujeres con su lata llena de
ascuas. Esa labor se hacía en pleno inviernos y consistía en ir separando las hojas y seleccionándolas en
categorías. Esta actividad es conocida hoy en día pues aún se lleva a cabo.
Fiestas había muchas y cada una se celebraba de manera distinta.
.A primero de año teníamos San Cecilio, la Candelaria y San Blas.
Esos días se iba casi todo el pueblo a los alrededores del Moscoso dónde se
encuentra el convento de las monjas carmelitas. Se comía la merienda y se
montaba en los arboles “mercederos” con una cuerda. Los novios aprovechaban
para tocarle el culo a la novia, al empujarla, y los que esperaban turno
cantaban canciones. Una decía: “Apearla que el que se
mea se le pudre la lana”, y se repetía el estribillo varias veces, y otra que
decía: “A los merceores me tengo que ir a que me dé el aire en el colorín”.
Luego San Antón con las lumbres en las Eras, que también se cantaban canciones
picantes lo hombres a las mujeres y viceversa, recuerdo dos una que decía:
“- Parecen los
muchachos con los abrigos, burros apareados que van al trigo”, y se repetía el
estribillo, y contestaban los hombres:- “En medio las muchachas cayó una nube
de pollas en vinagre: dure que dure, dure que dure”
. Luego, por San Marcos, se iba a la vega. Como
ya había habas verdes se comían con el “hornazo”, una torta de aceite con
almendras y pasas y un huevo cocido con unas tiras de masa en cruz sujetándolo.
. En Semana
Santa, jueves, viernes y sábado silenció absoluto. La radio solo con
música clásica, y el Domingo de Resurrección, los niños por la calle Real con
ristras de latas corriendo que en los adoquines hacían un ruido infernal.
. San Isidro:
Los columpios de la Marisa, procesión y castillo de fuegos artificiales en la
explanada del Bar Ramales, frente a Cueto.
. El 18
de Julio todo el mundo a la playa a al río de Dúrcal. (Me he saltado el Carnaval, porque
estaba prohibido y la guardia civil en
aquellos tiempos no gastaba bromas.)
.El Corpus
Christi en Graná: En el paseo del Violón los columpios y unas barretas de miel con almendras, más
duras que una piedra.
.La Virgen
de Agosto: Al río Dílar con los carros y las garrafas de vino y el
arroz en la lumbre.
.Fiestas
de San Miguel: más o menos como ahora pero con más tracas y cohetes y
el castillo, frente a Cueto.
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