Algunos domingos los mocicos nos reuníamos en la casa de algún matrimonio bien formal (muchas veces en casa de Miguel Molinero y su señora en el barrio Napoleón)o en casa de Matías y Sra....Entonces nos montábamos el baile de los domingos, con la música del acordeón, o de la guitarra y bandurria...( nada de “pikú” ni radio) Para comer...pues una “sartená” de rosetas que echábamos en un lebrillo bien grande.
El paseo típico del pueblo era desde la iglesia de San Miguel hasta antes de aviación., donde está el semáforo ahora. Si nos pasábamos de esa frontera nos criticaban..así que había que andarse con mucho ojo avizor .
Mis vecinas y yo echábamos el achaque de que íbamos a comprar mistos al estanco ( frente por frente a la funeraria de las angustias) y entonces nos dábamos una escapaílla y ¡hala, a pasear!
Otra cosa muy típica, de chiquitillas, era acompañar a las parejas a comer sandías a “las chozas”, por el camino del cementerio. Las mocicas más mayores con su novio acompañadas por una patulea de chiquillería. (los hermanillos chicos, los amigos de los hermanos...etc). Eso sí...la sandía siempre la pagaba el novio..¡¡faltaría más ¡.
Lo de la “carabina” era cosa normal y corriente. Cada pareja con el hermano chico de ella o la hermanilla de él. A veces las parejas tenían que acarrear no a una carabina sino hasta tres o cuatro!!...eso sí...siempre en mismo paseo..calle Real arriba..calle Real abajo...
El primer cine de Armilla era de verano. Funcionaba los domingos. Lo pusieron detrás de las Tres Cruces. Nunca iban parejas de novios solos . Siempre con el hermanillo o hermana chica . ¡Carabina al canto! En el sábado de Gloria los mozos le ponían laurel en las ventanas o balcones a la muchacha que querrían. Otras veces flores....algunas veces hasta llevaban poesías. Era una costumbre bien bonita.
Lo del ajuar era otra historia. Era empezar a tener novio las mujeres y empezar a hacernos el ajuar..que era todo bordados, encajes de bolillos, tul, croché... Auténticos primores se hacían. Todo a mano. Nada de ajuares de tienda , que no tienen nada que ver, Muchos eran auténticas obras de arte , hechos a lo largo de muchas horas. Con esmero e ilusión. Eran tan bonitos que se exponían bien puestos antes de la boda para que todas las vecinas lo vieran...como un tesoro.
Las fotos que ilustran estas palabras son de esa época que cuento. En una estoy con mi prima, que también se llamaba Teresa (nos decían la Teresa Rubia y la Teresa Morena) a la entrada del pueblo. Enfrente estaban las bodegas “ La Goma”. En la otra estoy con mi hermano (el rubillo de delante) y más niños en una de las pozas de Maitena, en pleno verano, donde íbamos en el maravilloso Tranvía de la Sierra ( ¡Ay!...¿ Por qué lo quitarían?).
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