Rebuscadores, jornaleros y el ritual del “desfarfollado” Algunas puntualizaciones de la economía de posguerra en Armilla.

 



 

 

Una crónica de Salvador Cantos López

              Me gustaría puntualizar en la economía en Armilla de aquellos años de  posguerra.  Además de las familias que se dedicaban a la recogida de la basura de Granada, el resto era en su totalidad vivía de la rica Vega que poseía el término municipal armillero.  Desde la calle Granada hacia el norte quitando algunos barrios como la calle Sevilla y aledaños, toda la zona alta del camino del jueves, (llamado así porque le correspondía regar ese día), era campo y solo existían algunas casas aisladas como el cortijo de la Ramona o el secadero del Carito, donde años después tuvo la vaquería el hijo de la Terezona.

        Había dos clases de economía: la de los propietarios y la de los jornaleros y rebuscadores. Digo buscadores porque, cuando se recogían las cosechas, entraban estas personas en el campo y si se segaba el trigo, que se sembraba bastante por entonces, entraban las espigadoras, que buscaban las espigas que se había caído y poder así cambiar el trigo por pan. El trigo, una vez lavado para quitarle el salvado, se cocinaba cocido como el arroz, restregándose en  una superficie plana de piedra o similar.

También se sembraba mucha patata y como es natural también entraba la rebusca. También operaban los rebuscadores con otros productos para el ganado como la cebada. Con el  grano y paja del centeno se alimentaba a los mulos,. También se sembraba  centeno. Se segaba verde para las vacas,. Los nabos los sembraban más bien los de la Genera, el Joaquín y hermanos. Sobre el tema de los nabos quiero decir que algunas familias los consumía cocido como las patatas. La remolacha azucarera y el maíz también eran productos que se cultivaban por estos campos. El maíz tenía algunas particularidades, pues  se sembraba en los rastrojos del trigo o cebada. En  otoño, tras la recogida y el secado al sol, era una fiesta. Se reunían en las casas de los cultivadores los novios y novias de las familias y amigos y allegados para llevar a cabo el “desfarfollado”. Esta actividad consistía en desnudar la panocha de su capa protectora. Con las hojas más suaves del interior, se llenaban los colchones, y además cuando algún hombre tenía la suerte de encontrar una panocha de color rojo, besaba u abrazaba a la mujer que estuviera a su lado, normalmente la novia.

Durante la labor se cantaban coplas y se bebía el aguardiente y  había una coplilla que recuerdo que  decía:”En mi pueblo no se estila eso, que se estila un abrazo y un beso”…Esta letrilla  se cantaba con una melodía y un tono peculiar  que seguro que alguien de entonces recordará.  Luego del desgranado  se ponía la panocha en vertical encima de un tronco de madera y se rastreaba con un pequeño hocino metálico, o con un cuchillo de hoja ancha y con poco filo.

 

Fotografía: Mazorcas “desfarfolladas”

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario