Las Eras de Armilla

UNA CRÓNICA DE PEPE MORENILLA





           Hoy vamos a comentar lo que eran las eras a mediados del siglo XX. Empezamos por las eras que se ven en la fotografía y que están situadas en lo que hoy es Avenida Extremadura, o lo que es lo mismo, en lo que hoy es la Casa de la Cultura.

                Las eras eran bastante más grandes de lo que se muestra en la fotografía ya que ocupaban lo que hoy son las calles Andalucía, Manuel Galera, Félix Rodríguez de la Fuente, Blas Infante, Don Quijote, Calle Real, Concordia, Álava, Santa Teresa, Avda. Poniente, Alcazaba, Averroes, Veleta, calle Alhambra, Aragón, Plaza del Ayuntamiento y Ayuntamiento, Casa de la Cultura, Plaza Poniente 
Algunas de estas calles tenían parte de calle y parte de eras.

                Las eras ocupaban una gran parte de la superficie del casco urbano de Armilla. En las eras se trillaba el trigo, las habas, la cebada y garbanzos. Eran los productos más habituales de la agricultura de Armilla.

             En Armilla en esta época, los únicos ingresos que se generaban eran los producidos por la agricultura. Las faenas más habituales eran trillar las mieses. Se llamaba parva a una cantidad de haces o gavillas de trigo, habas o cebada, extendidas en el suelo empedrado de las eras y que alcanzaban un volumen de extensión bastante grande. Las parvas eran de forma redonda. Las trillas eran unas máquinas con 20 a 24 discos o cuchillas dentadas para triturar y separar el grano de la paja. Estás máquinas eran tiradas por mulos y en ocasiones por bueyes.
           
            Antes de trillar la parva, los animales la pisoteaban y la iban emparejando. Una vez que hacían la primera faena es cuando se enganchaba la trilla. En ocasiones, si la parva era grande, había hasta dos trillas dando vueltas. Para los niños, las trillas eran un columpio o un juguete donde los niños hacían que los mayores descansaran un rato a la sombra de las casas pues el trillar era duro más por  el sol que por el trabajo, pues era estar sentados en la trilla pero a pleno sol, así que cuando veían aparecer  un niño  por las eras a las 4 o 5 de la tarde, se lo rifaban los trilleros y los niños se ponían como pavos hinchones de ver cómo le daban una yunta de mulos para que los condujera, claro que no todos los niños sabían conducir una pareja de mulos, aunque estos sí que sabían conducir a los niños, pues estaban tan domesticados que a veces no hacía falta nadie para que estos solos trillaran.



             Las  eras  también  ocupaban  parte  del  año otros  trabajos.  Cuando  se  terminaba  de  trillar,  empezaban  las  faenas  del  lino  y  el  cáñamo  que  consistía en lo siguiente:  después  de  cocerlos  en  albercas  llenas  de  agua,  para  quien  no  sepa  que  es  una  alberca,  era  parecida  a  una  piscina  pero  en  rústico. Pues  bien,  tanto  el  lino  como  el  cáñamo  había  que  tenerlos  un  cierto  tiempo  cubiertos  por  el  agua  hasta  que  la  mata  se  cocía.  

               No  siempre se necesitaba el  mismo  tiempo en  ésto,  dependía  bastante  de la  temperatura  y  también  del   tipo  de  Lino y  del  Cáñamo. Si  era  cañigordo  necesitaba  menos  días  de  cocción  y  era  mas  fácil  separar   la  paja  de  la  fibra. En  el  caso  que  nos  ocupa,  a  la  paja  se  le   llamaba  agramiza.  Las  albercas  estaban  en  el  campo. Una  vez  cocidos estos  productos,  se  sacaban de  la  alberca  llena  de  agua, los  trabajadores  con  el  agua  hasta  las  rodillas  y  más  bien  con  temperaturas  muy  bajas.
                         
            Después  se  trasladaban a  las  eras  y  se  empinaban  haciendo  una  especie  de  tienda  india  para  que  se  secara. Después  el  cáñamo  se  agramaba  con  una  herramienta  especial  y  después  se  rastrillaba,  así  se  separaba  la agramiza  de  la  fibra.

               En  el  caso  del  lino,  hasta  que  no  llegaron  las  máquinas   hubo  una  época  en la que  esta  faena  era  muy  dura  pues  había  que  machacarlo  a  mano  con  una  maza  de  madera  dura  parecida  a  una  botella  larga.  Se ponía  la  maña   de  lino sobre   una  piedra  muy  grande y  se  golpeaba  con  la  maza  hasta  que  estaba  terminado. Después, se  le  desprendía  de  las  agramizas  con  una  espadilla. Esta  herramienta  era  una  tabla  con  una  empuñadura   la  cual  se  golpeaba  y  así  se  desprendían  las  agramizas  del  lino  quedando  la  fibra  limpia.  La  espadilla  es  lo  que  tiene  el  trabajador  en  la  mano.                           


         Imagen: Archivo fotográfico de Pepe Morenilla

No hay comentarios:

Publicar un comentario