COSAS DE MI ARMILLA

 


 Una crónica de Salvador Cantos López

 ( Artículo publicado en la página de facebool "Armilla, recuerdos de mi pueblo")

 


 Fotografía: Salvador Cantos en la Escuela de Don Ángel a la edad de 6 años

 

Mi intención con esta serie de crónicas es ir contando la evolución de Armilla por décadas, su economía, costumbres, y hechos relevantes. Empezaré por la década de los 40, año en que nací y comencé a adquirir memoria, ya que esta década de los 40 la alcancé a los 8 años.

 El pueblo no llegaría ni a 5000 habitantes, y comenzaba por las bodega La Goma y llegaba hasta donde hoy se encuentra la entrada a la base aérea, pues un núcleo de viviendas fueron expropiadas a sus dueños por el ejército para la ampliación del recinto militar, quedando esa parte del pueblo cercada por la tapia que hoy existe. Y en una de esas casas vivieron mis padres, la última habitadas por la familia Azpeitia y la penúltima que se la habían expropiado a mi abuelo materno y se la cedieron a mi padre que era el electricista de la base, y en ella nació mi hermana Mari, yo y mi hermano el chico Cantos, estuvimos en ella hasta que cumplí 9 años, mis padres construyeron la de la eras frente al Ayuntamiento actual.

En aquellos años la economía del pueblo estaba basada en la agricultura de subsistencia, los labradores propietarios eran los que mejor vivían, pues sembraban principalmente trigo para tener harina y hacer pan que era la base de la alimentación junto con las patatas y la matanza de cerdos. Otro núcleo era el de los empleados civiles de la base, que disponían de un sueldo y contaban con pan diario y economato, en una palabra, también comían, y algunos militares que vivían en el pueblo, y otro núcleo el de los basureros.

 En Armilla había dos hornos de pan, los dos muy próximos entre sí, en la calle Real frente a la Funeraria que actualmente existe ( no la de Fermín ) estaba el de Eugenio, que era en la que las mujeres que disponían de harina hacían su propio pan, y en el inicio del camino del jueves y el barrio de Napoleón estaba el de Ramoncillo, que era el encargado de distribuir el pan de las cartillas de racionamiento, no hay que olvidar que en aquellos años nos encontrábamos en los llamados años de la hambre. El comercio era casi nulo, las tiendas que había eran las siguientes: las más próximas a la base teníamos la de la Pura la Cortijera y Manolo, y la de Cara Cabra, (después se instaló frente a las tres cruces), frente al Bar Kiki estaba la de Soria, popularmente llamada " los tontos ", junto a la Farmacia de don David estaba la tienda de Polo que además vendía unos productos de matanza exquisitos, sobre todo, morcilla, longaniza y salchicha, y frente en el barrio de Napoleón estaba la “Terezona”, llamada la de las moscas, también tenía banquetería. Ya cerca de la Iglesia estaba la de María del Carmen, había otra frente a las tres Cruces que era de la Cayetana, junto a la del” gordo de las telas”, que con la zapatería de Cueto, era prácticamente todo el comercio. En aquella década no había agua corriente en todo el pueblo existía un abrevadero para las bestias dónde estaba el lavadero que se surtía de la acequia gorda, por lo tanto no potable, aunque se bebía. Potable solo existía un pilarillo detrás de la casa donde nací, que como ya comenté había todo un barrio, a ese pilar que venía desde Dílar en tubería, por medio de cántaros de berro, y haciendo grandes colas, se trasportaba a las viviendas, aunque en muchas casa había aljibe, el agua de  beber ver era de los cántaros,( las aljibes se llenaban por medio de una red de acequias que había en las principales calles,) o utilizando la compra de cántaros de agua que con una cuba metálica montada en un carro y tirado pero un mulo vendía Paquillo el del agua por todo el pueblo por una perra gorda el cántaro. Claro está que darros no había, así es que de cuartos de baño, nada, las necesidades fisiológicas, en el corral o en el pozo ciego que algunas viviendas tenían.

Bares muy pocos el Bar Kiki y las Bodegas Alonso , el” Kiki” en la caseta y el bar Ramales, y El Bodegón como se le llamaba, y el bar Cuesta, en el puente de la Hera, que también se encontraba el surtidor de gasolina de Manolín, y el molino de piensos de Valero. Bueno otro día sigo con esta década que fue la peor que se puede pasar, pues además de hambrunas se sufrieron muchas injusticias y discriminaciones, la sociedad estaba dividida por multitud de clases, donde unas clases a otras se miraban por encima del hombro solo por que comían algo más o mejor, era muy habitual oír decir:- no te juntes con esos que son unos enmallaos, no comen nada más que boquerones. Más adelante contaré porque lo de los boquerones.

 

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