COSAS DE CRÍOS.

Una selección de recuerdos de Bienvenido Marruecos Rodríguez.

            

      

     En invierno yo siempre estaba deseando que lloviera pues, en los  grandes charcos que se producían  en las calle Granada, los niños de Armilla nos dedicábamos  a hacer “tornas”. Estas consistían en una especie de presas que fabricábamos a base de poner tierra en los lados de esos charcos, por lo que la calle se llenaba de esa especie de “lagos” artificiales. Por desgracia las “tornas” duraban bien poco pues los carros de la basura siempre terminaban por romperlas….hecho que a nosotros no nos importaba demasiado pues, con esa energía incansable de la infancia, volvíamos a construir otras nuevas.

 

         En la carretera de Gabia, a la altura del puente de las eras, jugábamos  a los tambores. Cogíamos un palito de olivo.  A continuación escarbábamos con el en el alquitrán recalentado de la carretera (esta actividad, como es lógico, la llevábamos a cabo  en verano, cuando el asfalto se reblandecía con las calores). Luego era cuestión de modelar una bola bien prieta con las manos (después de rebozar la bola en tierra, claro,  para no mancharnos),  coger una lata grande de esas de tomate y…¡hala, a tocar el tambor!.

 

         Hablando de latas también recuerdo como fabricábamos misiles caseros con carburo. Lo metíamos en una lata, lo mezclábamos con agua, cerrábamos el bote, prendíamos una mecha....y ...¡¡ Cohete directo a la luna!! (o casi).

 

        Otro de mis recuerdos de niño, también en verano, era cuando, metidos en la acequia hasta las rodillas o hasta casi la cintura (según la edad y altura del niño en cuestión) nos íbamos desde la iglesia de S. Miguel hasta Churriana o cuando íbamos a bañarnos a la “Presa Mala” ( que estaba situada donde está ahora el colegio “Julio  Rodríguez”.

       


 Fotografía:  “Niños vecinos de la Carretera de las Gabias con sus  familiares.  Armilla 1952”. Archivo Pepe Morenilla.

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