Una selección de recuerdos de Julio Catalá .
Múltiples y variados era los oficios y tareas de este ser humano excepcional , llevados a cabo siempre con la más absoluta honestidad y rectitud . Intentaré a continuación recopilar alguno de ellos ( pues de seguro que me olvidaré de más de uno):
- “Manuel el alguacil” era el encargado del calabozo, un pequeño habitáculo con un jergón en un poyete y un ventanuco que daba a la Calle Real. En esta cárcel tan “sui géneris”, cuando de vez en cuando se ingresaba a algún “delincuente” ( personas que normalmente alteraban el orden público con pequeñas barrabasadas, o que incluso infringían antiguas leyes de una época oscura, como la “ley de peligrosidad social” ). Manolo era el que les llevaba el café, la comida,( viandas preparadas en su propia casa) o los dejaba salir al sol del patio ( “ venga, salte al sol un rato, “fulanito” ,pero no te vayas a escapar, ¿eh?”).
- “Manuel el alguacil” era el que leía los contadores del agua , situados en las cuadras y corralones de las casas. Recuerdo que en esta tarea nunca le faltaba un chiste, una broma con los habitantes de la casa que lo recibían siempre con agrado dado su carácter afable . Importante es reseñar que , tras esta primera tarea, luego confeccionaba los recibos a mano, de su puño y letra , para más tarde pasar al cobro.
- “Manuel el alguacil” era el encargado del calabozo, un pequeño habitáculo con un jergón en un poyete y un ventanuco que daba a la Calle Real. En esta cárcel tan “sui géneris”, cuando de vez en cuando se ingresaba a algún “delincuente” ( personas que normalmente alteraban el orden público con pequeñas barrabasadas, o que incluso infringían antiguas leyes de una época oscura, como la “ley de peligrosidad social” ). Manolo era el que les llevaba el café, la comida,( viandas preparadas en su propia casa) o los dejaba salir al sol del patio ( “ venga, salte al sol un rato, “fulanito” ,pero no te vayas a escapar, ¿eh?”).
- “Manuel el alguacil” era el que leía los contadores del agua , situados en las cuadras y corralones de las casas. Recuerdo que en esta tarea nunca le faltaba un chiste, una broma con los habitantes de la casa que lo recibían siempre con agrado dado su carácter afable . Importante es reseñar que , tras esta primera tarea, luego confeccionaba los recibos a mano, de su puño y letra , para más tarde pasar al cobro.
- En las fiestas y celebraciones lo recuerdo en las eras, rodeado de chiquillería, elevando al cielo globos y “fantoches” ( lámparas de papel que, con una llamita dentro que subían hasta arder allí arriba, en las alturas)
- Encargado de medir a los quintos en el salón de actos del Ayuntamiento , era famoso el golpecito que daba a cada uno de ellos en la cabeza con el taquillo de madera que se utilizaba para tal efecto, lo que provocaba siempre las risas y cuchufletas de los zagalones ( A mí me midió en concreto en el 69).
- Sin “Manuel el alguacil”, no había “Rosario de la Aurora”,así que allí estaba él . Puntual. A las cinco de la mañana. Encargándose de organizar y dirigir a los “Campanilleros “ por las calles de Armilla.
- Las llaves del cementerio estaban bien custodiadas en su casa, así que si alguien quería ir al camposanto, era a casa de “Manuel el alguacil” donde había que ir primero.
- Antes de que en Armilla hubiese agua corriente, podías encontrarte a Manuel en el grifo público que había en lo alto del pueblo organizando , entre risas y bromas, las colas de las mujeres que iban a por agua.
(Continuará)
Foto : Manuel Vico en 1967
IMÁGEN ARCHIVO FAMILIAR.
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