VALENTÍN, UN ARMILLERO DE IDA Y VUELTA.



Una selección de recuerdos de Valentín Riesco Álvarez.




Me fui de Armilla en el 61 con 28 años . Ahora llevo ya en París 48 años. Una vida entera. Allí llegaron los hijos, la formación, el trabajo...Allí estoy bien. La vida no me ha tratado mal. Entiéndeme, lo que no pude conseguir aquí lo encontré en Francia. Es que eran tiempos duros . La época de la emigración. Cuando aquí no había nada que hacer ( no sólo en Andalucía ,sino en todo España) y Francia, Alemania, Suiza... nos daba unas oportunidades que aquí no teníamos. De esta forma, trabajando como descosidos los inmigrantes, levantamos media Europa. Un poco como lo que está pasando aquí ahora.



Cuando yo me fui Armilla era cuatro casas: el barrio de Napoleón, los “Charcones”, la calle central, el “Chorrillo” y poco más. Era un pueblo agrícola más que otra cosa, así que mi infancia era jugando en el puro campo, yendo a las “corrías”, bañándome en las acequias y mi juventud en un pueblo pequeño pequeño...así que cuando de pronto me encontré en una ciudad grandísima y sin tener ni idea del idioma, cosa muy importante como se puede uno imaginar, pues un impacto grandísimo. Los primeros años pasé con muchas fatigas. Allí, en París, había muchos italianos, polacos, algunos alemanes...trabajando mucho y pasando fatigas, sobre todo al principio. Buscando una mejor calidad de vida. Ahora entiendo cuando se vienen para acá los de las pateras. Imagínate, sin conocer absolutamente a nadie. Con una sensación de soledad entre la gente, que es la peor. Al año se vino mi mujer conmigo y las cosas, poco a poco, empezaron a cambiar . Pasa el tiempo y ya creas tu círculo o de amigos, de familia , de compañeros. Me apunté a un club de fútbol. Fui conociendo el país ( aprovechábamos los permisos pequeños para viajar de un lado a otro) . Me hice más abierto pues ya sabes el viajar y ver otras formas de vida te amplía los horizontes.....Así que día a día me fui adaptando y ahora ya te digo: aquí como allí.



















             Mi vida ya esta hecha en París pero a pesar de todo siempre tengo como una nostalgia, un gusanillo especial dentro de mí que me habla de mi pueblo. De Armilla. Por eso..cada año puntualmente, en verano, vuelvo a mi tierra.. Cuando trabajaba me venía un mes al año. Ahora .ahora con la jubilación...tres meses..


               De las cosas que más echo en falta cuando estoy en Francia es el sol, el clima ... Allí casi siempre lloviendo y nublado. Cuando sale el sol es un sol tibio ,apagado, como mortecino si esa fuerza que luce aquí, que parece que las cosas cantan de alegría cuando le da un rayo de nuestro bendito sol.


            También añoro el conocer a la gente. Aquí en Armilla, mi pueblo, pues ibas por la calle saludando a unos y a otros, como si fuésemos una gran familia. Allí, en Francia, de eso nada. Te sientes invisible.


                Las comidas, no las añoro demasiado ya que mi mujer siempre hizo comida española....y también allí hay club de españoles que nos juntamos y organizamos actividades , como la de la paella. ( Hay en parís un valenciano que hace unas paellas buenísimas), Y después el acordeón , los bailes...etc.


    ¡Y eso es todo!!.... Esta la pequeña historia de “Valentín, un hombre de ida y vuelta”...Podría contar mucho más pero ...¡¡ faltarían páginas del periódico!!






Fotos :Valentín con un grupo de amigos y su mujer, también de nuestro pueblo, Trinidad Lafuente, en Armilla, antes de su partida a París.




IMÁGENES ARCHIVO PEPE MORENILLA.

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