EL ANTIGUO LAVADERO DE ARMILLA



                                         Una selección de recuerdos de Teresa Megías.
( Esta sección se ha elaborado en colaboración con el Centro de Educación Permanente de Armilla “ María Zambrano”)



                   Era muy pequeña, tan solo tenía seis años. Aquella mañana mi abuela me llevaría al pilar, el único lavadero público de Armilla. Me levanté muy temprano, había que irse a las claras del día para coger pila. Cuando llegamos al lavadero mi abuela colocó dos grandes piedras donde yo me subí para poder alcanzar a la pila, me dio un trocito de jabón casero y empecé a lavar mis "trapicos" con todo la ilusión del mundo. Poco a poco fueron llegando las vecinas con sus canastos de ropa y pronto comenzó la discusión; dos mujeres andaban a voces y casi llegan a las manos y hasta tirarse de los pelos para conseguir una de las escasas pi-las; eso era algo habitual, según me dijo mi abuela al ver mi cara de susto.

                       El pilar era además de un lavadero público el sitio donde se comentaba todo lo que acontecía en el pueblo, en donde se daban "opiniones" sobre todos y cada uno de los vecinos.
Como debíamos estar todo el día en el lavadero, mi abuela me dio pan con aceite y tocino, que devoré con un apetito voraz. Tendimos la ropa blanca sobre los arbustos y la rociamos con agua jabonosa para que quedara reluciente. y cuando toda la colada estaba seca volvimos casa. Yo me encontraba realmente cansada, pero había sido un día maravilloso, una gran experiencia para mí.   

                                       Antiguo lavadero de Armilla Archivo fotográfico Pepe Morenilla

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