¡¡ LLEGA LA TELEVISIÓN !!

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                      La televisión merece un capítulo aparte: En las pocas casas que contaban con tan fantástico invento (personas pudientes y adineradas) se organizaban inmensos cónclaves formados por vecinos, amigos, parientes y allegados. De hecho eran unas reuniones tan numerosas que muchos debían llevar su silla incorporada. Se veía a oscuras como en una ceremonia sagrada y , por supuesto, emitían en blanco y negro (Un
poco mas adelante alguien tuvo la feliz idea de inventar una especie de plastiquillo para “ verla en colores”, aunque en realidad se veía todo en tres franjas de colores pálidos y desmayados). 


       - Una de las primeras televisiones que hubo en Armilla fue la que había en las bodegas “Alonso”. Hay que ver el gentío que se formaba (todo hombres) cuando había toros o algún partido de fútbol. El local se abarrotaba y la gente salía hasta por la puerta. Otra historia era la de los llamados “teleclub”. Aquí en Armilla estaba situado en la ermita que todavía existe en la calle Murcia. El “teleclub”, un lugar donde se reunían los jóvenes con el objetivo de ver la tele aunque se convirtió en un punto importante de encuentro donde se realizaban también otro tipo de actividades como meriendas, reuniones... - Los aparatos eran unos enormes mamotretos que, como ahora, eran entronizados en el lugar más importante de la salita, girando toda la vida familiar alrededor de tan valioso tótem (también como ahora) sobre el que, como en un altar, se erigía , encima del primoroso pañito de crochet, la muñequita regional, el souvenir de la Virgen de Lourdes, la foto del niño de primera comunión o el mítico toro. 

        . Tenía la televisión su mueble especial, con su bandejita abajo para colocar el “elevador”. La emisión comenzaba sobre las cinco de la tarde (con la carta de ajuste) y terminaba a las 12 más o menos de la noche… (con la “despedida y cierre”). - Cuando la tele se rompía. y cundía el pánico “había que avisar al técnico”, y todo en la casa era desasosiego e inquietud hasta que el buen hombre aparecía con su gran maletín de mago de las ondas al hombro. Trasteaba el artilugio cual cirujano experto, ante el silencio reverencial de todos y cuando decía aquellas palabras:” Es cosa de una lámpara…que se ha fundido…” al fin respirábamos tranquilos de nuevo sabiendo que en pocos minutos la mágica e hipnótica pantalla volvería de nuevo a parpadear ante nosotros. - Cuando se empezó a emitir también por las mañanas…¡¡ Qué escándalo!!....se produjo un debate nacional (“ ¡ Hay que ver ¡! Televisión a estas horas! ¿A dónde vamos a llegar?! ”) que presagiaba un país inmovilizado de repente en el que nadie haría las camas, ni cocinaría, ni iría al trabajo… ¿Te acuerdas? 


-Una selección de recuerdos de Teresa Megías Muñoz y "Alco"

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