Una selección de recuerdos de Enrique Molina Castillo ( “ El Churré”) y Juana Vico.
Por el Cortijillo estaba Juan el cartero. Cogía las cartas del tranvía y luego las repartía o ibas allí a por ellas.. Mas abajo estaba el primer estanco que había aquí en Armilla. Era el estanco “la niña”. Tabaco de liar, mecheros de esos de yesca amarilla y como no , paquetes de cigarrillos: “Corrucos ”, “Ideales,”Celtas”...
Enfrente de las Tres Cruces estaba “ Julio el carnicero” y a orillas de la floristería de Yoli de ahora estaba por un lado la tienda de ropa que le decían “ El gordo de las telas” y al otro el zapatero Pepe el “ El chango” ( hermano del otro de la tienda del que ya hablamos antes ) .Arreglaba zapatos, botas, tacones, tapas..suelas...es que entonces los zapatos, cuando se rompían, no se tiraban como ahora ( bueno, con lo de la crisis ahora las cosas están cambiando). Cuando se rompían se recosían una y otra vez y como nuevos.
Por aquel barrio estaba también estaba “ teléfonos”. Un mostrador, una ventanilla y detrás ese lío de agujeritos y cables, y clavijas. A veces para hablar en conferencia con Madrid te tirabas horas con eso de la “demora”. Allí también se ponían los telegramas (esos papelillos azules que cuando te los llevaban a tu casa y, si no era tu santo o habías tenido un hijo, olían como a malas noticias y daban como miedo o “ repelús”. No sé. A mí por lo menos me pasaba)
Se vendía pescado con un burro. Era bien fresco. De Motril. Por la calle también iban los “blanqueaores”, que a gritos vivos se ofrecían a pintar fachadas y el de los higos chumbos, y el de los higos isabeles ( los blancos y los negros”) que venían en su carrillo envueltos en hojas de higuera .Aún me acuerdo del pregón : “¡ higos isabeleeeeesss, freasquitooooos y gordos ¡”
La Sra. Ángeles tenía una carnicería , igual que Dª Teresa. ( establecimientos relimpios y donde se ofrecían los diversos productos como en un bodegón, tal era el mimo y cuidado con se colocaban sobre el mármol). En la calle Granada estaba la vaquería de “Joaquín el de la Genara” donde la gente iba con su cantarilla a por leche. Otros que vendían leche también eran Lola y Alejandro, por allí, por la plaza los Prados. Tenían vacas, conejos , gallinas, marranos y hasta un pavo real grandísimo y hermoso que cuando abría su cola enorme era como un arco iris iluminando todo.
Había dos hornos, uno el camino del Jueves, el de Ramoncillo, y el otro el de Eugenio, que todavía funciona. Hacía una hogazas de esas grandes, de miga apretada, bien ricas, que luego repartía por el pueblo con un carro tirado por un mulo.
Teníamos a “bodegas La Goma” y “ Enriquito o el Bodegón” , que su negocio en realidad se llamaba “Bodegas Alonso” y donde el vino se vendía por cuartillas de arrobas, media arroba...etc. Y ya hablando de bares teníamos el “ Bar Ramales”, “ El Kiki”, pegando a la caseta del tranvía, el de Mercedes” La Celedonia” y otros más que ahora no me acuerdo.
La pastelería de “ Rosario, la Pepona” tenía unos pasteles que eran gloria bendita y cada día traían de Granada. Ya por la tarde-noche, como en aquella época no había frigoríficos, para que no se les estropeasen, los que sobraban los vendía bien baratos. Los mozos, cuando veníamos de Graná de ver a las novias nos juntábamos tres o cuatro y comprábamos “ a mocho”. Unas veces se los pagábamos y otras nos los fiaba. Eso sí, la buena mujer no se olvidaba nunca de cobrarnos. A la vez que la pastelería Rosario puso el primer kiosco de chucherías de Armilla ( caramelos, pipas, garbanzos “tostaos”, chufas, altramuces – a los que llamábamos “chochos en agua-”...etc). Nada de gominotas ni golosinas de ahora que estarán echas con petróleo vete tú a saber.
A cargo del kiosco estaba unas veces un hijo de Dª Rosario y otras veces la nietecilla...así compaginaba los dos negocios. Estaba situado en la carretera de Motril, esquina con calle Granada. Un buen día un coche que venía de Motril se llevó el kiosco por delante...¡¡¡ Menos mal que no había nadie dentro!